No me averg?enzo del Evangelio

Leonardo Legras. No me averg?enzo del Evangelio
Leonardo Legras. No me averg?enzo del Evangelio
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Habiendo pasado casi dos d?cadas desde que abandon? el ministerio sacerdotal, me propuse escribir este sencillo libro. Pas? por la crisis que desemboc? en el alejamiento y una vez que me fui de la parroquia atraves? por todos los estados de ?nimo que se les pueda ocurrir: des?nimo, enojo, furia, tristeza, por momentos paz y alegr?a y luego vac?o interior y desorientaci?n. De llevar vida de oraci?n al abandono de esas pr?cticas incorporadas de a?os y con heridas profundas en el coraz?n causadas por terceros que tardaron a?os en sanar.
Por estos d?as y con el paso del tiempo me atrevo a escribir pensando en aquellos sacerdotes que puedan estar transitando un mal momento o que ya se encuentren alejados del sacerdocio.
En los siguientes cap?tulos no encontrar?n reflexiones de un entendido en teolog?a o un licenciado en Sagrada Escritura con posgrado en Espiritualidad, solo leer?n lo escrito por quien desde su propia experiencia desea acompa?ar al que lo est? necesitando.
Quiz?s a muchos este libro les parecer? algo est?pido, sin argumentos teol?gicos, con ausencia de citas b?blicas y textos de santos padres, pero si una sola persona que lo lea encuentra el rumbo perdido, ?qu? m?s puedo pretender! El resto solo son comentarios de personas que nunca escribieron nada o de algunos «craneotecas», como sol?a decir un viejo amigo, que sentado detr?s de un escritorio y con una gran cantidad de libros abiertos va copiando cientos de textos, al punto que en una p?gina escrita la mitad de ella debe ser destinada a citar todos los libros que debi? usar para lograr su cometido.
Un sacerdote jesuita con quien hablo frecuentemente y de quien me estoy haciendo amigo, que dicho sea de paso, por m?s que se encuentre atareado, y doy fe que siempre lo est?, se hace el tiempo para recibirme, cosa poco com?n en muchos sacerdotes que viven sus d?as muy ocupados, tan ocupados que nunca est?n para nadie. Este jesuita amigo, en una de las conversaciones que mantuvimos, me remiti? a la ?ltima meditaci?n de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, denominada «Contemplaci?n para alcanzar amor» y all? dice: «Considerar c?mo Dios act?a y trabaja por m? en todas las cosas creadas». Esto me hizo reflexionar sobre la obra continua de Dios en el mundo que lo lleva a no abandonar a nadie. Por tal motivo en su providencia divina tiene contemplado lo acaecido en cada uno de nosotros. Reflexionando sobre esto sent? la necesidad de escribir para que encontr?ndonos en el estado que sea, no dejemos de buscar a Dios que sigue trabajando para encontrarnos y dejarse encontrar.

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