El Chinago

Джек Лондон

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Esta simpat?a hacia lo no anglosaj?n se expresa en la figura de Ah Cho, un oriental acusado de un asesinato. Ha sido llevado a Hait? junto con otros quinientos connacionales para trabajar por un sueldo miserable, una especie de «condena por ser fr?giles y humanos». Ah Cho es callado y circunspecto. No habla franc?s, el idioma de quienes lo acusan. No importa que ?l no haya cometido el asesinato, ser? llevado a la guillotina, v?ctima de la parsimonia de su propia cultura y la injusticia y cerraz?n de los franceses. Es uno de los mejores cuentos de London, uno donde la condici?n humana —vulnerable, atroz y dura— encuentra acomodo en una narraci?n donde logra magnificar nuestra estimaci?n por un ser en apariencia insignificante.

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