V?ctimas del absolutismo
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El siglo de la Ilustraci?n es tambi?n el siglo de la autoridad, y eso lo expresaba muy bien la pol?tica de la cuerda tirante, met?fora usada por Floridablanca que se refer?a a lo conveniente de tener siempre a un ahorcado en una picota o su cabeza en una jaula colgando de la puerta de una ciudad para disuadir a pobres o presos. Esta medida se emple? para que las levas de vagos tuvieran ?xito; para que los gitanos tuvieran miedo y no intentaran huir de los arsenales; para que, en fin, los amotinados escarmentaran ante esa horrorosa visi?n. Bajo la invocaci?n de la m?xima autoridad —que fue sacralizada—, los ilustrados pudieron aplicar universalmente la m?s refinada pol?tica represiva. Quer?an orden, limpieza, seguridad, obediencia, uniformidad de los s?bditos en lengua y religi?n, y… mantenimiento de sus privilegios.
Todos han pasado a los manuales de historia de Espa?a, sin embargo, como pr?ceres virtuosos, pero aqu? los veremos en su lado m?s oscuro. Ensenada, cruel con los gitanos; el duque de Alba, «hombre de tan buena fama como mal coraz?n»; el conde de Aranda, capaz de dictar penas de muerte sin inmutarse; Floridablanca, que ten?a claro que «los pobres son peligros?simos». La crueldad se aprend?a en la pr?ctica diaria y, luego, se empleaba tambi?n contra los enemigos pol?ticos. Cuesta imaginar, en la «Espa?a feliz borb?nica», un navajazo a Floridablanca o un intento de envenenamiento a Jovellanos y quiz?s tambi?n a Saavedra. Hasta el reinado de Carlos IV, al menos las canalladas se hac?an con refinamiento.
"Las v?ctimas del absolutismo que desfilan por este libro pueden serlo por los ataques de la reacci?n aristocr?tica o clerical, por los intrigantes de la Corte o por sus propios colegas ilustrados, dispuestos a la zancadilla o a algo peor por motivos normalmente poco confesables, por aspirar al poder, por salvaguardar su posici?n, por ejercitar la venganza. Eso en cuanto a las v?ctimas individuales, pero el autor tambi?n nos habla de las colectivas, de aquellos que sufren la miseria, que est?n discriminados por motivos raciales o religiosos, que est?n atados al duro banco de una galera (y no turquesca), que yacen en las prisiones inquisitoriales o que, como en el caso de los gitanos, sufren una espantosa persecuci?n y una amenaza de acci?n genocida por parte —no solo, pero tambi?n— de los absolutistas ilustrados". Del pr?logo de Carlos Mart?nez Shaw
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