El C?dice mendocino: nuevas perspectivas
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Conceptualizado como una contribuci?n a la continua construcci?n de la identidad del C?dice mendocino, el presente volumen est? organizado en torno a tres ejes: el an?lisis material, la interpretaci?n textual y estil?stica, y la recepci?n y transmisi?n del manuscrito. Los estudios de Barker Benfield y MOLAB abren una ventana hacia el entendimiento objetivo de la materialidad del manuscrito. El proceso de conservaci?n y reencuadernamiento del Mendocino registrado por Barker Benfield ha disipado especulaciones en cuanto al m?todo de construcci?n del manuscrito y sus posibles encuadernaciones previas, permitiendo que conexiones antes aceptadas, como la autor?a de Francisco Gualpuyogualcal, sean reexaminadas. Asimismo, el an?lisis llevado a cabo por el equipo de MOLAB —liderado por Davide Domenici— ha sacado del ?mbito de la especulaci?n la naturaleza de los pigmentos del manuscrito, as? como ha permitido que hip?tesis interpretativas —previamente articuladas al respecto del significado de pigmentos espec?ficos y lo estricto de su aplicaci?n en el tlacuilolli— sean refinadas y contenidas. Si bien el color tiene significado para el tlacuilo, este no est? directa y necesariamente ligado a su materialidad. A partir de estas observaciones se puede desarrollar una nueva generaci?n de estudios interpretativos cuyas propuestas se basen en datos cada vez m?s certeros acerca de la naturaleza material del Mendocino. Los estudios interpretativos del manuscrito que ocupan el presente volumen representan una l?nea de investigaci?n que, al considerar al manuscrito desde la perspectiva compleja de la obra de arte, bibliogr?fica y literaria, complementa las lecturas antropol?gicas e hist?ricas que se han hecho del Mendocino en estudios anteriores. As?, los ensayos de Diana Magaloni, Daniela Bleichmar y Jorge G?mez Tejada, editor del libro, reconsideran el n?mero y estilo de los artistas que crearon el manuscrito para entender tanto el proceso de creaci?n del mismo como el lugar que este ocupa en el contexto art?stico del virreinato temprano. Las decisiones que estos artistas e intelectuales toman en el Mendocino, lejos de insertarse en una relaci?n binaria dominante-dominado, se presentan como una manifestaci?n de los modos de pensar y ver el espacio y el tiempo en el mundo mesoamericano. Las pinturas del Mendocino —ejecutadas a manera de taller en donde uno, dos o m?s individuos intervienen en una misma p?gina para crear de manera sincronizada una sola composici?n, tal como demuestra quien escribe— toman visos de ritualidad y funcionan como «instrumento para re-crear, reactualizar y hacer coherente el devenir hist?rico ligado al territorio y los patrones c?smicos» (ver Cap?tulo 4). Esta ?ltima observaci?n complementa y refuerza la lectura de la tercera secci?n del manuscrito propuesta por Joanne Harwood, para quien, independientemente de lo original de las soluciones visuales utilizadas para componer esta secci?n del manuscrito, su modelo prehisp?nico se encuentra en un g?nero de resonancia religiosa mesoamericana: el teoamoxtli.
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